La Guerra Ruso - Japonesa, que puede considerarse la primera guerra moderna, puso de manifiesto que el incremento de la potencia de fuego hacía muy difícil la permanencia de las tropas en campo abierto, por lo que éstas comenzaron a atrincherarse. Las batallas campales se convirtieron en guerras de sitio con nuevas fortalezas de trincheras.

Los observadores alemanes en aquel lejano conflicto intuyeron la importancia de la fortificación de campaña y por tanto la necesidad de asaltar estas fortificaciones. Así decidieron dotar a sus ingenieros de combate (responsables de este moderno asedio) con una especie de pequeños obuses destinados a lanzar a corta distancia proyectiles con gran contenido de explosivo, con el fin de destruir las fortificaciones de campaña.

En la época se llamaba granada-mina (en alemán “minegeschoss”) a un proyectil de paredes delgadas y con un contenido de explosivo alto en relación a su peso total, de ahí el nombre de lanzaminas (“minenwerfer”).

El Cuerpo de Ingenieros encomendó el desarrollo del nuevo tipo de arma a la empresa Erhardt (Rheinmetall) y en 1910 fue declarado reglamentario por el Ejército Imperial el modelo de lanzaminas pesado (sMW) de 25 cm de calibre. Poco después se adoptó el modelo medio (mMW) de 17 cm. Por su parte el modelo ligero (leichte minenwerfer o lMW) de 7,6 cm aun no había sido entregado a las unidades al iniciarse la Gran Guerra, aunque entró en servicio al poco tiempo. Podía disparar un proyectil de 4,75 Kg. a 1.050 m.

Los tres modelos eran muy similares (a excepción del tamaño) y venían a ser unas pequeñas piezas artilleras de avancarga y rayadas, montadas en un afuste deformable. Por su ángulo de tiro, mayor de 45º, pertenecían a la categoría de los morteros, aunque no en el sentido del moderno mortero de infantería ya que eran bastante pesados y no estaban asignados orgánicamente a este arma. Así al inicio de la guerra los lanzaminas se hallaban asignados al tren de sitio y eran manejados por el Cuerpo de Ingenieros.

La guerra de trincheras puso de manifiesto la escasa eficacia de la artillería de campaña para batir al personal a cubierto o destruir las fortificaciones de campaña. Los cañones de campaña (que constituían el grueso de la artillería divisionaria) eran particularmente inadecuados ya que eran armas de tiro tenso diseñadas para su empleo contra tropas al descubierto. Se necesitaban por el contrario armas de tiro curvo que lanzasen proyectiles de alto poder destructivo, no siendo imprescindible además un gran alcance. Los lanzaminas parecían haber sido diseñados con este propósito y en parte era así. Por ello su éxito fue inmediato, creándose numerosos destacamentos de combate en el frente. En Septiembre de 1915 se asignó a las divisiones una compañía, con lanzaminas ligeros, medios y pesados.

El lanzaminas ligero se demostró muy adecuado como arma de apoyo a la infantería y puede considerarse como el primer mortero de infantería en el sentido moderno. A fines de 1916 el lMW pasó definitivamente al arma infantería, asignándose cuatro piezas a cada batallón de Infantería.

En 1916 fueron adoptadas unas versiones mejoradas con mayor alcance al estar dotadas de un tubo algo más largo, aunque por lo demás muy similares.

En el caso del lanzaminas ligero, el primer modelo (lMW a/A) tenía un montaje parecido al de los otros dos de mayor calibre por lo que solo podía realizar tiro curvo, pero en la versión de 1916 (lMW n/A) fue dotado con una cureña monomástil que también permitía el tiro tenso, con lo que hacía las veces de mortero y de cañón de infantería, lo que además hizo posible su empleo contracarro.

Los morteros de trinchera demostraron ser imprescindibles para la moderna táctica de infantería (surgida durante la Gran Guerra) como armas de apoyo. De las diversas variantes utilizadas durante el conflicto (crapuillots franceses, lanzaminas alemanes, morteros Stokes británicos, ...), casi  todos los ejércitos (incluido el Reichwehr alemán) se acabaron inclinando en la posguerra por modelos basados en el Stokes dada su mayor ligereza y simplicidad. Aun así los numerosos excedentes de lanzaminas siguieron en servicio en diversos ejércitos y aun combatieron en nuestra Guerra Civil en numero considerable (varios centenares).

La república obtuvo de Polonia y Rusia lanzaminas de los tres tipos. El Ejército Nacional empleó solo el modelo ligero, que le había sido servido por Alemania, como arma de apoyo de infantería. Posiblemente fue el último conflicto en que intervinieron estas armas en proporción significativa.


  SMW n/A lMW n/A mMW n/A
Calibre 25 cm 17 cm 7,6 cm
Peso 570 Kg 480 kg 140 kg
Peso de proyectil 60 /100 Kg. 50 Kg. 4.5 Kg.
Alcance 150/840 m 150/920 m 160/1.300 m


© Carlos Villarroel.